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Quiero orar por un amigo en el hospital, pero estoy confundido acerca de cómo hacerlo correctamente.

Pregunta:
No soy tan buena para reconocer la diferencia entre el mundo real y el que veo. Acabo de recibir la noticia de que un muy querido amigo mío resultó gravemente herido en un accidente automovilístico anoche ... es mi alma gemela en muchos sentidos ... un hombre que está lleno de vida y amor y que tiene mucho para dar a este mundo. Ha sufrido un daño cerebral severo y está en coma en la UCI en un hospital de Ottawa. Su pronóstico es desconocido en este momento. 

 

Quiero ayudar, pero una parte de mí dice, bueno, y qué, por qué molestarse, yo también soy una ilusión. ¿Cómo se escucha la respuesta del Espíritu en esta confusión?

 

Respuesta:
La razón por la que no hay un orden de dificultad en los milagros es porque no hay una jerarquía de ilusiones. La confusión surge de la creencia de que las ilusiones son múltiples, o dicho de otra manera, de la creencia de que hay más de una ilusión. La única ilusión es la creencia en la separación de Dios. Eso es lo que hace que el despertar sea tan simple: un problema, una solución. Pero la solución no puede aceptarse hasta que se reconozca dónde está el problema y qué es. El problema está en la mente, en ningún otro lado. El problema es una creencia, y nada más. El problema es un problema perceptual de ver a través de un "cristal oscuro", de percibir fragmentos en lugar del todo, de percibir partes en lugar de uno, y de percibir niveles cuando en realidad no hay ninguno. Las ilusiones son una, y esta conciencia es la perspectiva curada. La creencia de que lo falso (lo que es la ilusión), puede dividirse o multiplicarse, sigue siendo la misma ilusión. Lo falso es falso. 

 

1 X 0=0          2 X 0=0              1, 000, 000, 000 X 0=0

 

No importa por qué se multiplica 0, el resultado es siempre 0. Nada no se puede multiplicar. 

 

El Espíritu no es ilusión. El Espíritu es real. Por lo tanto, la Presencia del "Yo Soy", la Identidad como Cristo, es real. No es desalentador ni deprimente ni frustrante mirar con calma lo falso desde la perspectiva del perdón, porque soy Espíritu y mi realidad está más allá de un mundo de imaginación. Dios no creó dolor ni placer. Dios no creó el nacimiento o la muerte. Dios no creó el cuerpo, ni la enfermedad ni la salud. Dios no creó el mundo percibido de tiempo/espacio, de dualidad y multiplicidad. Dios crea en Espíritu, y el Hijo de Dios (La Mente de Cristo, la Mente Divina) es Espíritu. El Espíritu crea como su Creador. El Espíritu es perfecto, eterno y es simplemente lo que es. Aunque parezca estar oscurecido por la conciencia, permanece constante e inmutable. 

 

La confusión termina con la simple aceptación de nuestra verdadera identidad. No puede haber duda en esta aceptación, sólo certeza. Solo el Espíritu Santo puede hacer una distinción clara entre lo verdadero y lo falso. Esta entrega a la perspectiva del Espíritu Santo es la aceptación de la Expiación, una completa disposición para permitir que el Espíritu Santo "decida en favor de Dios por mí". Y con esta aceptación la creencia de un "yo" separado se va para siempre. Con esta aceptación viene la dicha de tomar menos decisiones, desear menos y ser un estado de silencio prístino dentro del corazón de Dios.

 

Amado, somos dignos de amor porque Dios nos creó en el Amor y como Amor, a semejanza de un Creador amoroso, y es arrogante "creer" lo contrario. Oramos siempre para aceptar la verdad de nuestro Ser. Oramos para ver que el amor no puede tener un opuesto. Y en la experiencia del amor, nuestra oración es la canción interminable de gratitud en la que la Creación es reconocida como Uno. 

 

No hay confusiones o problemas que no se disuelvan instantáneamente en la Presencia del Amor. ¡¡¡Gracias Dios!!! Somos Tuyos en verdad, y nada puede cambiar Tu Amor Eterno. Amén.

 

Amor y bendiciones,
David