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Integridad: Viviendo en el propósito Divino

Pregunta:
Integridad: Viviendo en Propósito Divino

Respuesta:
No puede haber característica más importante en el auténtico Despertar que la Integridad, porque sin Integridad la paz mental sigue siendo una afirmación en lugar de una experiencia real. La integridad depende de la consistencia y la pureza del pensamiento, pero sin alinearse con el Espíritu Santo parecerá estar fuera del alcance, y la culpa parecerá real en la conciencia. Es posible desear, creer, pensar, sentir, percibir y actuar consistentemente siguiendo al Espíritu Santo y SÓLO siguiendo al Espíritu Santo. Otro nombre para el ego es engaño, y cuando se cree en el engaño, la ilusión de la culpa parece muy real. Las afirmaciones, mantras y los buenos deseos nunca pueden convertirse en sustitutos de mirar hacia adentro y exponer el sistema de creencias del ego. Los focos de culpa deben exponerse y entregarse voluntariamente al Espíritu Santo, y mientras esto ocurre se hace evidente que la culpa nunca fue real.

La confusión resulta del intento de servir a dos maestros y ver dos mundos. Sin embargo, es imposible ver dos mundos que no tienen punto de encuentro. No hay vuelta al pasado, y no hay forma de repetir realmente el pasado. El pasado solo puede ser perdonado o liberado. La inocencia y la culpa surgen de dos sistemas de pensamiento diferentes. Uno es real, uno no lo es. Dios es un Dios de Amor Puro e Inocencia y, por lo tanto, la unión con Dios solo se puede experimentar en un Estado de Inocencia. La culpa siempre es una señal segura de que la mente está escuchando al ego y teme la voz del Espíritu Santo. La culpa es una forma de cerrarse y apagarse, un intento de estar separado, solo y aislado. El Espíritu Santo ofrece curación y espera pacientemente a que la culpa sea expuesta voluntariamente. Es por eso que a menudo hago énfasis en que es importante compartir lo que tienes en la mente y no esconder nada. Porque en la Verdad no hay nada que ocultar. Sin embargo, esto solo se experimenta al no intentar negar o proteger la culpa mientras va surgiendo a la conciencia. La culpa desprotegida se disuelve en la Luz del Amor sin nada de esfuerzo. Conlleva un enorme esfuerzo ocultar la culpa y mantenerla encubierta detrás de una multitud de apariencias e ídolos.

Alguna vez te has preguntado: "¿Por qué intento ocultar la culpa que siento?" "¿Por qué me aferro a la culpa con tanta fuerza?" "¿Qué temo que suceda si dejo ir esta culpa?" "¿Qué es lo que valoro en este mundo que realmente creo que el Espíritu Santo me quitará?" La resistencia es inútil porque no tiene Propósito. La Salvación es no hacer ningún tipo de concesiones. Sin embargo, la Salvación no tiene costo. ¿Podría alguna vez considerarse un costo la renuncia a nada por el recuerdo de Todo? En ocasiones el mundo percibido pudo haber parecido ser cómodo y familiar, pero siempre cargando un sentimiento de culpa, inseguridad o inquietud. La "razón" demente por la que la mente teme abandonar lo familiar y abrirse a Dios, es el terror a lo "Desconocido". Sí, así es, el mundo distorsionado se ha convertido en lo "conocido" para una mente dormida y soñando, por lo que Dios se ha convertido en el Gran "Desconocido". Mientras parezca valioso aferrarse a lo "conocido" (ego), la culpa parecerá real en la conciencia. El Momento en el que la mente decide aceptar el Gran "Desconocido" (Dios), la culpa desaparece para siempre y Cristo y Dios son Conocidos. Realmente es ASÍ de simple.

Di lo que piensas y piensa lo que dices. Escucha al Espíritu Santo y esto no es difícil. Escucha al ego y esto parecerá imposible. No te escondas de Mí, Amado, pues Yo te Amo por siempre y para siempre. Esconderse da por cierta la arrogante creencia de que hay algo que debe ocultarse. En Dios no hay secretos, no hay misterios. En Dios Todo es abiertamente revelado. Dios es solamente Luz. Levanta las cortinas y abre las persianas. Solo la anticipación parecerá atemorizar a una mente tan acostumbrada a la oscuridad. Bañado en la Luz de Dios se hace obvio que lo único que hay es Luz.

El plan de Dios es ser feliz, estar alegre y en paz. Si no sientes estas emociones surgiendo y burbujeando en ti, estás tratando de seguir una voz extraña y un plan para mantener oculta la culpa. No tengas miedo de cambiar de rumbo inmediatamente, de cambiar tu melodía de una vez, porque tienes derecho a los milagros y a la alegría de hacer milagros. No hay forma de experimentar alegría completamente si aún te atrae complacer a las personas. Ya que complacer a las personas es atracción a la culpa y querer conservarla. Si esta tentación surge en tu mente santa pausa un Momento, y recuerda la gratitud que has experimentado en tu interior profundo. Deja que la Fuerza de la gratitud lleve tu conciencia más allá del miedo y la culpa. Recuerda Todo lo que nuestro Propósito santo ofrece, y da un paso adelante en la Fuerza de nuestra Divina Inocencia.

Has dado muchos pasos a tu interior. Has experimentado muchos milagros. Las aperturas y los cambios han parecido muy rápidos, en efecto muy rápidos. Hay muchos más que parecerán seguir. Acelera tu desaprendizaje, ya que nuestro Propósito no puede tener excepciones o hacer concesiones para ser sí mismo. La percepción de las multitudes se difumina en una pintura sanada de perdón. Ahora es el momento.

No tengas miedo de Llamarme Amado Mío. No caigas en la tentación de alejarte. Veo nuestra Perfecta Inocencia. No hay nada que buscar en el mundo. No se requiere la aprobación del cuerpo para aceptar nuestro retiro a la Eterna Inocencia. El avance aparente en el mundo siempre fue una ilusión. Deja ir el "negocio" del mundo que ya sirvió y ahora ha quedado detrás de nosotros para siempre. El Cielo se acerca al ver la insignificancia del mundo. Tú eres el Significado por el que el mundo se hizo, para esconderlo. ¡Eres la Gloria de Dios como el Cristo! No estás decepcionando a nadie al aceptar la Expiación. La Salvación no tiene costo alguno. Todos están con Nosotros en la Expiación. ¿Cómo podría ser de otra manera? Todo resplandece brillantemente en la Inocencia del Amor Divino.

“En ti reside el Cielo en su totalidad. A cada hoja seca que cae se le confiere vida en ti. Cada pájaro que jamás cantó cantará de nuevo en ti. Y cada flor que jamás floreció ha conservado su perfume y hermosura para ti. ¿Qué objetivo puede suplantar a la Voluntad de Dios y a la de Su Hijo de que el Cielo le sea restituido a aquel para quien fue creado como su único hogar? No ha habido nada ni antes ni después. No ha habido ningún otro lugar, ningún otro estado ni ningún otro tiempo. Nada que esté más allá o más acá. Nada más. En ninguna forma”.  (T-25.IV.5: 1-10)

Lluvias de amor pacífico, David.