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¿Por qué sigo enojado… a pesar de todo el estudio que realizo del Curso?

Cuando las emociones son intensas, estas brindan un gran ímpetu para cambiar de mentalidad. Cuando surge la ira, la tentación del ego es proyectar esa ira y buscar causas en el mundo. Pero en realidad es el ego teniendo un berrinche, exigiendo a Dios que haga que este mundo sea real. El ego ha estado en juego durante mucho tiempo, siempre con la esperanza que Dios le otorgue realidad a su fantasía. Pero Dios no sería Dios si hiciera esto. Dios es amor eterno y puro. Cristo, la creación de Dios, es también amor eterno y puro. El ego es la creencia de que es posible abandonar la mente de Dios y crear un mundo completamente diferente al Reino de los Cielos. El ego ha definido a Dios como enojado. Trata de decirle a Dios cómo ser Dios, y el ego ha convencido a la mente dormida de que no es posible regresar al Reino de los Cielos. Cada vez que surge ira en la mente, es el ego determinado a tener razón sobre el mundo que creó.

En Un curso de milagros, Jesús dice que debes mirar toda la extensión de tu odio antes de que puedas dejarlo ir. Por lo tanto, todos los que trabajan con el Curso llegan a un punto en que la ira es muy intensa. Es rabia. Y cuanto más trabajas con Un curso de milagros, más te das cuenta de que la ira no se debe a nada en el mundo. Es una ira muy generalizada. Te sientes enojado, pero ni siquiera puedes pensar en algo específico por lo cual estar enojado. Cuando esto sucede sabes que te estás acercando al fondo de tu mente. 

Hemos tenido muchas experiencias divertidas a medida que profundizamos en la mente. La clave es que, cuando la ira llegue a la conciencia, invoques un milagro para así poder reírte de ella. Aprende a no tomarlo como algo personal, porque la ira percibida correctamente siempre es un llamado de ayuda. Es como si tu mente estuviera diciendo: “Por favor, enséñame que no soy esta persona”. Cuando percibas con el Espíritu Santo te reirás. 

Con todas las personas con las que trabajo y en las muchas reuniones en las que hablo, siempre aliento a las personas a ponerse en contacto con sus sentimientos. Si no eres capaz de reconocer tus sentimientos, estarás impidiendo de forma doble la habilidad de dejarlos ir.

Hay dos cosas que realmente sacaran la ira a la luz: el silencio y las relaciones. Encontrarás que cuando intentas meditar, a medida que profundizas, la ira del ego se agita. Con las relaciones cotidianas, puede parecer que el ego está en tu cara. Ese es realmente un momento de gratitud, porque la ira se había mantenido inconsciente y ahora has recuperado conciencia de ella. Nunca es lo que está sucediendo en el mundo lo que está causando esto. Es solo que tu mente está ahora lista y dispuesta a ser sanada. Por lo tanto, aunque se sienta difícil e intenso, es algo para celebrar. Ahora puedes dejarlo ir. Por eso es tan importante que te permitas sentir y hablar sobre lo que sea que estás experimentando. También es importante ser gentil contigo mismo.

Con amor,

David