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¿Qué es la idolatría?

Pregunta:
¿Para qué son los ídolos? ¿Qué es la idolatría?

Respuesta:
Está escrito: «No sostendrás ningún ídolo ante el Señor tu Dios». Un ídolo es simplemente algo que se hizo para reemplazar o sustituir el Amor de Dios. Sin embargo, cuanto más uno mira a los ídolos y el propósito para el que fueron hechos (muerte), menos atractivos se vuelven. Porque no hay sustituto para el amor de Dios. No hay muerte, y por lo tanto la muerte no necesita ser adorada y glorificada.
Echemos un vistazo al tema de la «idolatría». Porque todo lo que se tiene en cuenta parece tener un propósito hasta que ese propósito se expone como sin sentido. La vida en Dios es real. Lo que parece oscurecer la vida en Dios no puede dejar de ser expuesto como sin sentido. Si crees tener problemas con un hermano, o con una «personalidad», o con algo de este mundo, las siguientes citas de «Un curso de milagros» serán útiles.
Lo que los ídolos parecen «hacer» para la mente dormida que teme despertarse:
«Todas las formas de idolatría son caricaturas de la Creación. La enfermedad es idolatría porque es la creencia de que se te puede desposeer de tu poder. No juzgues, pues el que juzga tiene necesidad de ídolos para evitar que sus juicios recaigan sobre sí mismo».
1. Los ídolos llevan juicios de sí mismos y parecen mantenerlos alejados de su creador.
«No veas en la relación especial más que el intento absurdo de querer anteponer otros dioses a Él y de, al adorarlos, encubrir su pequeñez y la Grandeza de Dios. En nombre de tu propia compleción no desees esto. Pues cualquier ídolo que antepongas a Él se antepone a ti y usurpa el lugar de lo que verdaderamente eres».
2. Los ídolos se colocan ante la memoria de Dios, para excluir a Dios, pero también parecen ocultar la Realidad del Ser como Cristo.
«El cuerpo es el ídolo del ego, la creencia en el pecado hecha carne y luego proyectada afuera. Esto produce lo que parece ser una muralla de carne alrededor de la mente, que la mantiene prisionera en un diminuto confín de espacio y tiempo hasta que llegue la muerte, y disponiendo de sólo un instante en el que suspirar, sufrir y morir en honor de su amo».
3. El ídolo del cuerpo aprisiona a la mente y glorifica la muerte; es esencial para un sentido de una mente «privada».
«Cualquier forma de especialismo que aún valores, la has convertido en un pecado. De este modo, parece escindirte de Dios y hacer que estés separado de Él en cuanto que defensor de ella. Prefieres proteger lo que Dios no creó. Sin embargo, este ídolo que parece conferirte poder, en realidad te lo ha arrebatado».
4. El ídolo de la especialidad hace ver cómo si todos fueran diferentes, permitiendo el pensamiento: estoy separado y soy diferente a Dios. Pero también deja en la conciencia de uno  la ilusión del pecado.
«Esta persistente ilusión le impulsará a buscar miles de ídolos, y más allá de éstos, mil más. Y todos le fallarán, excepto uno: pues morirá y no se dará cuenta de que el ídolo que buscaba era su muerte. La forma en que este ídolo se manifiesta parece ser algo externo a él. No obstante, su intención es destruir al Hijo de Dios que se encuentra en su interior y así probar que logró vencerlo. Éste es el propósito de todo ídolo, pues ése es el papel que se le asignó y ése es el papel que no puede cumplir».
5. El ídolo de la muerte parece «probar» la victoria sobre Dios y la muerte del Hijo de Dios.
«Todos los ídolos de este mundo fueron concebidos para impedirte conocer la verdad que se encuentra en tu interior y para que le fueses leal al sueño de que para ser íntegro y feliz tienes que encontrar lo que está fuera de ti».
6. Los ídolos llaman la atención «hacia afuera» del mundo con la creencia de que la felicidad está «afuera».
«No obstante, has hecho de tu realidad un ídolo y ahora lo tienes que proteger contra la luz de la verdad. Y el mundo entero se convierte en el medio para salvar a ese ídolo».
7. El autoconcepto es el ídolo. Es el falso sentido del «yo», el pequeño «yo» y el mundo que parece rodearlo. Se le ha dado poder y todo intento de recuperar el poder en el mundo es un intento de retener el ídolo.
«Un ídolo es una imagen de tu hermano a la que atribuyes más valor que a él. Sea cual sea la forma de los ídolos, los inventas para reemplazar a tu hermano. Y esto es lo que nunca se percibe o reconoce. Mas así es, trátese de un cuerpo o de una cosa; de un lugar o de una situación; de una circunstancia o de un objeto que se posea o se desee; de un derecho que se exija o de uno que ya se tenga».
8. Todos los ídolos parecen reemplazar la Verdad de Cristo.
«De alguna manera crees que completan tu pequeño yo, ofreciéndote así seguridad en un mundo que percibes como peligroso, en el que hay fuerzas que se han aglutinado a fin de quebrantar tu confianza y destruir tu paz. Crees que los ídolos tienen el poder de remediar tus deficiencias y de proporcionarte la valía que no tienes. Todo aquel que cree en ellos se convierte en esclavo de la pequeñez y la pérdida».
9. Los ídolos son la definición de un yo incompleto. Se cree que los ídolos tienen el potencial de llenar el vacío. Sin embargo, la idolatría es el vacío y, por lo tanto, los ídolos no ofrecen nada en absoluto.
«Todo idólatra abriga la esperanza de que sus deidades especiales le han de dar más de lo que otras personas poseen. Tiene que ser más. No importa realmente de qué se trate: más belleza, más inteligencia, más riqueza o incluso más aflicción o dolor. Pero para eso es un ídolo, para darte más de algo. Y cuando uno falla otro viene a ocupar su lugar, y tú esperas que te pueda conseguir más de alguna otra cosa. No te dejes engañar por las formas en que esa “otra cosa” se manifiesta.  Un ídolo es un medio para obtener más de algo».
10. Los ídolos son para obtener más: ver al Uno dividido en partes desiguales que compiten por obtener más.
«Los ídolos son límites. Representan la creencia de que hay ciertas formas que pueden brindar felicidad y de que limitando se consigue todo. Es como si dijeras: “No tengo necesidad de todo. Lo único que quiero es este trocito y para mí será como si fuera todo”».
11. Los ídolos son un pedido de pequeñez y fragmentación. Están destinados a reemplazar la Unicidad abstracta e ilimitada del Hijo de Dios.
«Tras la búsqueda de todo ídolo yace el anhelo de compleción. Lo pleno no tiene forma porque es ilimitado. Buscar una persona o una cosa especial para añadir a lo que eres y así alcanzar la compleción, sólo puede querer decir que crees que te falta algo que una forma puede proporcionarte. Y que al encontrarla, alcanzarás la compleción en una forma que a ti te gusta. El propósito de todo ídolo es éste: que no mires más allá de él a la raíz de la creencia de que te falta algo. Esto sólo podría ser cierto si hubieses pecado. Pues el pecado es la idea de que te encuentras solo y aparte de lo que es pleno. Es necesario, por lo tanto, que la búsqueda de la plenitud se lleve a cabo más allá de los límites que tú mismo te has impuesto».
12. Siguiendo la creencia en el pecado y la pequeñez, se buscan ídolos para completar. Sin embargo, no se puede confiar en los ídolos. ¿Quién podría buscar ídolos y encontrar el Amor Eterno de Dios? ¿En quién sino en el Espíritu Santo se puede confiar para que guíe al recuerdo de la Eternidad? Los ídolos nunca satisfarán al Santo Hijo de Dios. No busques ídolos. No busques fuera de nuestro Santo Ser.
En amor y unidad, David