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Si hago mi parte en perdonar la ilusión ¿se transfiere a otros/as que están sufriendo?

Pregunta:
Si soy parte de la filiación, y hago mi parte aceptando el perdón de todas las ilusiones en las que estoy inmersa/o ¿el dolor y el sufrimiento son aliviados en esa parte de la filiación que están angustiadas? Y por el contrario ¿mi gozo al experimentar la Conciencia Universal de Cristo también se transfiere a ella o a él, a pesar de su sufrimiento aparente? ¿Puedo aceptar el llamado del Espíritu Santo en su nombre?

Respuesta:
Tu pregunta es lo mismo a: “¿Cuántos maestros de Dios se necesitan para salvar al mundo?” Recuerda la respuesta dada en el Manual para el maestro de UCDM: Uno

“Cuando me curo no soy el único que se cura”.

La aceptación de la Expiación (o el perdón de la ilusión), la cual es responsabilidad exclusiva de un maestro de Dios, sana la percepción errónea de “dolor y sufrimiento” por completo. La alegría de Cristo es TODO lo que se extiende, y que parecía proyectarse desde el error, pero no era más que un sueño que nunca sucedió. La revelación es una experiencia de Unión directa con Dios, de Mente Divina Singular, y esto trasciende todos los conceptos personales o interpersonales, incluida la transferencia. En el Instante Santo es evidente que la Unidad es el Hecho y literalmente no hay "otra" o "parte" a la que transferir la alegría. Felizmente y absolutamente en Unidad no hay ilusión de sufrimiento aparente. La Voluntad de Dios es la Felicidad Perfecta.

Preguntaste si puedes responder al llamado del Espíritu Santo por otro/a. En reconocimiento al Ser como el Uno, literalmente no hay nada que hacer por parte de ninguno de ustedes. La Expiación se puede resumir así: La verdad es verdadera, y sólo la verdad es verdadera. Nada real puede ser amenazado. Nada irreal existe. En esto radica la paz Dios.

El perdón es un trato hecho. El pasado se ha ido y la Luz ha llegado. Lo que parecía ser el futuro también era el pasado, y así el futuro se ha ido y la Luz ha llegado. El Cielo es Ahora como el Yo Soy Presencia. Felizmente no hay otro lugar y nada más. 

Con amor, David