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¿Qué es lo que le envía pensamientos a mi mente?

Pregunta:
¿Qué es lo que le envía pensamientos a mi mente?

Respuesta:
Todos los pensamientos surgen de una de estas dos fuentes: el ego o el Espíritu Santo. Los impulsos milagrosos provienen de Dios y llaman a la mente a regresar o a despertar. A menudo, estos impulsos pasan a través de la mente del ego y llegan a la conciencia como deseos o anhelos. Estos no parecen ser deseos de Dios pues parecen involucrar condiciones físicas: por ejemplo, el hambre o la sed. Toda hambre y sed son en realidad anhelos de amor, aunque en la superficie de la conciencia aparezcan como deseos de comida o agua. 

A medida que puedas limpiar los espejos de la mente, podrás recibir los impulsos milagrosos directamente. Por ejemplo, el Espíritu Santo puede guiarte a llamar o visitar a alguien o hacer un viaje o escribir una carta...Al seguir estos impulsos la mente se abre a la alegría porque el Espíritu Santo está usando el cuerpo para expresar ideas de amor y esperanza. 

Todos los pensamientos del ego implican carencia o control y siempre involucran dependencia de la forma.

Cuando escuchas al Espíritu Santo, Él puede usar todos los símbolos del mundo pero no apuesta por ellos. Por ejemplo, el dinero: puede venir a ti y, si es del Espíritu Santo, tiene un propósito, pero no hay carga ni culpa a su alrededor. Será utilizado con el propósito de la alegría. Viene fácilmente y se va igual de fácil, sin preocupaciones. Es lo mismo con otros símbolos también. A medida que trabajes más profundamente con Un curso de milagros obtendrás un mayor discernimiento entre los pensamientos del ego y  los pensamientos del Espíritu Santo. Los pensamientos del Espíritu Santo son siempre amables. Le recuerdan a la mente lo amado que eres.

Solo el ego ordena, exige y amenaza. El ego es siempre la voz del miedo. Entonces, si sientes miedo es bueno detenerte y orar, pero no actuar en base a ese miedo. La gente me ha preguntado si el miedo sirve a algún propósito útil. El miedo siempre es del ego y, por lo tanto, no sirve para ningún propósito útil.

Con amor, David