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Me enojo y quiero renunciar cuando hago mis lecciones, pero otra parte de mí quiere continuar

Pregunta:
Hoy, mientras hacía mi lección, me encontré sintiéndome enojado. Realmente tenía ganas de renunciar y salir corriendo. Luego, otra parte de mi mente dijo que no, que debía continuar. Parece que hay dos partes de mi mente: la que quiere correr y la que quiere persistir. 

Respuesta:
Sí, estás describiendo una mente dividida. La parte que está en contacto con el amor es la parte cuerda. Continuamente llamándote al cielo y a que liberes la otra parte al Espíritu Santo. El Espíritu Santo no puede entrar en tu mente y quitarte el miedo o el error a menos que se lo entregues voluntariamente. El Curso es acerca de llevar las ilusiones a la verdad. Es acerca de llevar la oscuridad de la mente a la luz del Espíritu Santo.

No hay batalla entre Dios y el diablo. Dios es puro amor. En la verdad, Dios no tiene opuesto. Este cosmos es el resultado de la creencia en los opuestos. Es muy difícil tener dos sistemas de pensamiento en la mente, uno de amor y otro de miedo. No tienen punto de encuentro. La división es intolerable, así que se creó un cosmos de tiempo y espacio como una pantalla gigante para la proyección del ego. En consecuencia se creó un mundo de dualidad y opuestos; pasado y futuro, masculino y femenino, frío y caliente, rápido y lento, alto y bajo, grande y pequeño, y así sucesivamente. Fue hecho para ver la división en el mundo, en lugar de verla en la propia mente.

Culpar al mundo en lugar de aceptar el perdón en el interior; este es el sistema del ego para mantener la ilusión. Cuando te enojas, el ego dice: "culpa a esta persona o culpa a esa cosa". Pero al proyectar la culpa ¡mantienes la ira! Cuando veas que la ira proviene de tus propios pensamientos de ataque y agravios, podrás entonces liberar esos pensamientos.

Mientras se proyecte el error, el ego está protegido en la mente. Jesús sabe que te enojarás muchas veces. El Curso no aboga por ocultar o reprimir las emociones. Al hacer el libro de ejercicios surgirán las emociones de dolor. Esta es tu oportunidad de liberarlas. Jesús enseña: “La ira nunca está justificada. El perdón siempre está justificado”. Esta es otra forma de decir: “Ama a tus enemigos. Bendice a los que te maldicen”. La ira nunca es acerca de lo que parece tratarse, así que echemos un vistazo a algunas metafísicas básicas subyacentes a la ira:

Cuando la mente creyó que se cayó de la gracia y se separó de Dios, tuvo mucho miedo. La voz del ego, que es la voz del miedo, le dijo a la mente que era culpable y que debía huir. Se podría decir que el jardín del Edén del que se habla en la Biblia describe el mundo del tiempo y el espacio. El cosmos es como una gigante hoja de higuera con la que la mente trató de cubrirse. Dios es puro amor y unidad. Por lo tanto, Dios no puede entrar en la dualidad. La dualidad es el escondite. A la mente que creía que se había separado de Dios, el ego le dijo: "Aquí está tu nuevo hogar ahora. Conténtate con el cuerpo como tu nuevo hogar. Vamos a inventar todo lo que pareces tener en el Cielo. Crearemos un nuevo tipo de amor, con cuerpos. Crearemos un nuevo tipo de libertad, con movimiento de cuerpos. Crearemos un nuevo tipo de felicidad con los placeres de los sentidos, que tomen el lugar de tu hogar en el Cielo". Algunos sistemas de creencias incluso enseñan la inmortalidad del cuerpo, pero el cuerpo es temporal, como lo son todos los fugaces placeres del mundo. Vienen y van, pero nunca te satisfacen por completo. El ego quería que Dios bendijera su nuevo mundo y le diera realidad a la fantasía del tiempo y el espacio. ¡La ira es porque Dios no puede hacer esto! Dios es Amor Divino. Dios reconoce a Cristo como Amor Divino. Este amor es luz abstracta, alegría total, comunicación constante, gratitud, infinito, perfecto. Dios no sería Dios si concediera el deseo del ego, por ello toda ira es un berrinche, querer que lo temporal sea verdadero y real. El perdón libera la ilusión del cosmos entero y recuerda la realidad que Dios creó eterna.

Con amor, David