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Si estoy en una relación con alguien que no estudia UCDM, ¿debería compartir mi proceso interno de sanación o simplemente demostrarlo en silencio?

Pregunta:
Cuando uno establece una relación santa con alguien que no estudia el Curso, ¿le compartes el proceso interno de trabajar con el Curso o solo se lo demuestras a través de los cambios que están ocurriendo dentro?

Respuesta:
Siempre es útil compartir lo que estás viviendo, pero debes dejar que Jesús te dirija en dónde compartirlo. Te estás poniendo en contacto con ser un obrador de milagros, pero debes dejar el control en donde creas que los milagros deban ser otorgados. Jesús dijo en la Biblia que aquellos que tengan oídos oirán. Te resultará muy frustrante si tratas de compartir estas experiencias internas con aquellos que no están listos para escucharlas.

Cuando te abres a ser un obrador de milagros, el Espíritu Santo te guiará hacia otros y guiará a otros hacia ti. Estas serán oportunidades para compartir tu nuevo propósito. No puedes siquiera asumir que debes compartir este propósito con tu pareja. Este es el significado de la enseñanza en la Biblia, que el padre se volverá contra el hijo y la madre contra la hija, por el bien de Mi Nombre. La energía Crística es como una vibración, a medida que esta vibración se vuelve más y más fuerte, y estés dispuesto a abrir tu mente, muchos nuevos testigos vendrán a tu mente. Mientras yo seguía la dirección del Espíritu Santo, he viajado muchas, muchas millas en los últimos treinta años y he conocido a miles de mis hermanos y hermanas que tienen hambre por despertar. Es como si el propósito ha orquestado mi vida de manera que yo pueda experimentar la alegría de mi corazón. Todos comenzamos con familias biológicas y parejas, pero a medida que el amor en nuestro corazón crece más y se hace más fuerte, nuestro círculo familiar y de amigos va creciendo. Conocemos a estas personas con base en nuestro deseo de dar. No estamos buscando obtener algo de ellos. La bendición viene de compartir la alegría, no de recibir nada material. Es como si esparciéramos muchas semillas, sin mirar dónde aterrizan o si parecen germinar y florecer. ¡La alegría está tan solo en arrojar las semillas!

Con Amor, David