Al diablo con el diablo
(Título en inglés: Bedazzled)

Elliot, quien al parecer tiene dificultades para relacionarse, cree que las cosas cambiarían si Allison lo amara. Cuando implora: “Dios mío, ayúdame por favor” aparece una chica sexy encarnando al diablo. A Elliot se le presenta la oportunidad de reorganizar el tiempo, el espacio y su concepto de sí mismo de manera que pueda tener una vida con su amor no correspondido. No importa qué tan extremos sean los cambios hipotéticos en la forma, la experiencia es la misma en todos los escenarios debido a la creencia de Elliot en que no se lo merece.

Cuando solo le queda un deseo, y habiendo vendido su alma al diablo por una relación especial, Elliot se encuentra literalmente encarcelado en una situación imposible. Los conceptos de sí mismo que Elliot ha experimentado le sirven de punto de apoyo para suavizar la creencia de quién es él. Decepcionado, ahora está listo para escuchar al Espíritu a través de su compañero de celda: “Realmente no puedes vender tu alma porque no es tuya para que la puedas vender”.

Nuestra inocencia (merecimiento) es un hecho, nada de lo que hagamos puede echarla a perder. Nuestra disposición a elegir la paz en lugar de la forma -del tipo que sea- permite que el milagro sea revelado y que recordemos quienes somos ahora en verdad. Una vez que todo deseo ha sido entregado al Espíritu, Elliot está listo para una nueva relación. Ahora, en lugar de ser utilizada para mantener la ilusión de una identidad falsa, esta relación puede utilizarse de manera segura como un instrumento para practicar la sanación.

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